A través de acuerdos y tratados de libre comercio e inversión (bilaterales, plurilaterales o multilaterales), se han liberalizado muchas políticas estatales, otorgando libre movimiento al capital, crecimiento y poder ilimitados a las corporaciones multinacionales y una fuerte dependencia de la Cadena de Valor Global (CVG). Esto ocurre con mayor frecuencia, a expensas de las pequeñas y medianas empresas, las industrias locales y nacionales y la capacidad reguladora del Estado, en todo el mundo, pero especialmente en los países en desarrollo, en detrimento del medio ambiente, los derechos humanos y la igualdad de género. Esta pandemia ha evidenciado, en primer lugar, la precariedad de la CVG, con su colapso en todo el mundo. En segundo lugar, el mito del "libre comercio", ya que los países impusieron barreras comerciales interminables y comenzaron a acaparar muchos bienes y suministros inmediatamente tras el inicio de la pandemia, en un momento en que el flujo de muchos de estos bienes y suministros necesarios debería garantizarse más que nunca para que las personas pudieran tener acceso a equipo de protección personal, suministros médicos y alimentos. Finalmente, en un momento en que los gobiernos deberían tener el espacio de políticas nacionales necesario y relevante para determinar la mejor manera de abordar y hacer frente a la pandemia, muchos gobiernos temen las consecuencias de sus acciones en los regímenes de comercio e inversión.